ACERCA DEL LIBRO DE ORO LUZURIAGUINO
Por: Luis Domingo Verde Espinoza
Desde diciembre (2009) obra en nuestro poder el Libro de oro Luzuriaguino engalanando con su hermoso ejemplar nuestra modestísima biblioteca. Agradecemos infinitamente a los gestores del volumen, muy especialmente al Director general Elmer Félix Neyra Valverde y al de Comunicación Juan Rodríguez Jara por haber determinado poner a nuestra disposición una verdadera enciclopedia que honra con creces el 50 aniversario de la bellísima y pródiga provincia Mariscal Luzuriaga, un jirón importantísimo de la patria y de nuestra querida región.
Cuando se toca en la introducción el papel más indigno que un hombre puede desempeñar como lo hizo Agustín Gamarra Messía sirviendo a órdenes del chileno Manuel Bulnes para destruir la Confederación Perúboliviana, que frustra la futura grandeza peruana realmente lacera el corazón y para el colmo de la indiferencia la antiperuana batalla de Yungay se perennisa con el nombre de nuestro departamento: Ancash. La conducta de Gamarra, Castilla, Vidal y otros se reitera constantemente a través de la dilatada historia republicana del Perú, so pretexto de pacifismo la mayoría de nuestros gobernantes se han postrado ante los adversarios entregando incluso parte de nuestro territorio a los vecinos. En tal sentido el Libro de Oro Luzuriaguino es una joya impregnada de un profundo sentimiento patriótico que carece la mayoría de la clase gobernante.
En la “Cronología en sus Hitos” se señala que el 18 de enero de 1839 un destacamento armado de Piscobamba se desplaza hacia Yungay en apoyo de la Confederación Perúboliviana, llegando fatalmente a destiempo. Este hecho demuestra no sólo el alto sentido de patriotismo que tienen nuestros pueblos, en especial la bellísima ciudad de Piscobamba sino, lo más importante a nivel gnoseológico, en el sector espiritual, la unidad del pensamiento y la acción; por ello, por la alta calidad de sus hijos, Piscobamba y la provincia de Mariscal Luzuriaga, son emblemáticos, representan microscópicamente al Perú, a la patria grande. Tantas vicisitudes pasadas, los mil y un problemas experimentados en su provincialización han hecho del hombre piscobambino, del homus luzuriaguino más patriota y más amante de la tierra peruana y con la edición conmemorativa del Libro de Oro Luzuriaguino están contribuyendo a conocer mejor la provincia y el país, por tanto, a querer más a esa ubérrima tierra, pedazo de nuestro departamento y de la patria, porque quien conoce ama; eso, se está logrando con esta valiosa publicación.
El 28 de febrero de 1839 “Gamarra cambia (…) Huaylas por Ancash, en gratitud a la victoria chilena contra el ejército pan peruano. Este nombre debe ser reemplazado. “Honra una victoria extranjera”.
Realmente es la expresión de un auténtico peruano. Seguramente la mayoría de los peruanos estamos de acuerdo con lo expresado con excepción de la clase gobernante, si así sintieran y pensaran el destino de nuestro país sería otro. Piscobamba es el ejemplo más concreto y típico en su constante lucha por su provincialización y progreso, ha sufrido muchos vejámenes y venganzas por quienes hipotecan nuestro país; empero, el pueblo no se rinde ni se corrompe, el populorum es el sector más puro e incontaminado que encarna la verdadera soberanía, allí está la fuente de todo lo bueno y positivo, precisamente eso es Piscobamba y Luzuriaga, lo mejor de nuestra reigambre; su segmento intelectual refleja fielmente las bondades de este pueblo viril. Nos complace profundamente que así sea. Estamos seguros el ejemplo de Piscobamba seá seguido por muchos pueblos, tarde o temprano el Perú así como la tenaz provincia de Mariscal Luzuriaga se sacudirá del marasmo en que se encuentra postrado por obra de la clase gobernante: altos, bajos, medianos, adiposos, escuálidos, mofletudos, blancos, trigueños, bronceados, ojos achinados, etc.; pero, todos ellos con mentalidad tejana, sin ningún sentimiento por la patria.
Toribio de Luzuriaga y Mejía como presidente del departamento de Huaylas (prefecto) “dictó un bando aboliendo el humillante nombre de indio”. Nosotros añadimos que este patronímico es el resultado del conocimiento imperfecto y erróneo que tenían los europeos de lo que era el mundo en su aspecto geográfico durante la época llamada Edad Media. Existían una serie de hipótesis equivocadas, así como también de leyendas y de fábulas, sobre la forma de la tierra y la condición de los mares. El error que tuvieron los españoles al descubrir tierras del nuevo mundo los llevó a pensar haber llegado a la India, porque el objetivo de los europeos de aquel entonces era arribar a la India por cualquier ruta para restablecer el comercio interrumpido por la toma de Constantinopla (1453) y la invasión de los turcos al imperio romano de Oriente. El gentilicio “indio”, por tanto, procede de esa realidad. Debemos advertir también que el término es una derivación de una categoría geográfica y no étnica, por lo que en rigor no corresponde denominar “indio” a los habitantes de América. En consecuencia, no existe ninguna razón para seguir manteniendo dicho gentilicio. En este aspecto también comprobamos con suma complacencia que el sector intelectual de la inapreciable provincia de Mariscal Luzuriaga no emplea el gentilicio en mención, tal vez muy raramente, salvo Manuel S. Reina Loli que como aficionado a la historiografía debe superar su léxico centrando en lo posible al rigor científico.
Otro desacierto que corrige el Libro de Oro Luzuriaguino es la mal llamada “Callejón de Conchucos”, el común de la gente y hasta en ciertos medios académicos universitarios se sigue usando tal nomenclatura, es decir, no se repara si es correcta o incorrecta, faltando en tal sentído análisis y conocimiento de aspectos geográficos de nuestra región. El articulista del Libro de Oro… hace una correcta digresión en base a un entendimiento profundo. En efecto, si el conocimiento es el constante acercamiento del sujeto al objeto, por lo que el término y el concepto de hecho tienen que ser objetivos, o sea, reflejar con mayor fidelidad el objeto de su referencia, predicar lo que realmente es el objeto; sólo en esas condiciones resulta verdadero.
Es importante también remarcar sobre el Libro de oro Luzuruaguino en lo referente a los autores. En un Perú donde prima el individualismo, el egocentrismo, en la inconmensurable provincia de Mariscal Luzuriaga editan un gran libro firmado por muchos autores, por un conjunto comunitario de escritores; es una muestra grandiosa de que la tendencia natural del hombre es precisamente esa: la comunidad, en cambio la sociedad es un artificio creado por el hombre, mantenido por el neo liberalismo, por el burgués para defender sus intereses. Frente a ello, la intelectualidad luzuriaguina pone de manifiesto la fraternidad comunitaria para sacar a luz una obra conmemorativa tan maravillosa digna de ser imitada.
Los valores que encierra y refleja el Libro de Oro Luzuriaguino son múltiples, señalándose entre ellos: geográfico, histórico, antropológico, lingüístico, literario, epistemológico, documental, estético, moral, sociológico, filosófico, etc. Sus autores destacan por el conocimiento profundo del tema que tratan, lo más importante, con bastante objetividad, es decir, todos enfocan científicamente. Hay también en el contenido de la obra temas poéticos; la poesía evidentemente es subjetiva porque refleja el sentimiento del autor, es una producción artística sin llegar al arte por el arte.
Terminamos nuestra brevísima y modesta apreciación felicitando a los autores por sus artículos profundos, bien centrados y reiterando nuestro reconocimiento al Director general y al de comunicación por la deferencia dispensada a nuestra eutrapélica persona.
Cuando se toca en la introducción el papel más indigno que un hombre puede desempeñar como lo hizo Agustín Gamarra Messía sirviendo a órdenes del chileno Manuel Bulnes para destruir la Confederación Perúboliviana, que frustra la futura grandeza peruana realmente lacera el corazón y para el colmo de la indiferencia la antiperuana batalla de Yungay se perennisa con el nombre de nuestro departamento: Ancash. La conducta de Gamarra, Castilla, Vidal y otros se reitera constantemente a través de la dilatada historia republicana del Perú, so pretexto de pacifismo la mayoría de nuestros gobernantes se han postrado ante los adversarios entregando incluso parte de nuestro territorio a los vecinos. En tal sentido el Libro de Oro Luzuriaguino es una joya impregnada de un profundo sentimiento patriótico que carece la mayoría de la clase gobernante.
En la “Cronología en sus Hitos” se señala que el 18 de enero de 1839 un destacamento armado de Piscobamba se desplaza hacia Yungay en apoyo de la Confederación Perúboliviana, llegando fatalmente a destiempo. Este hecho demuestra no sólo el alto sentido de patriotismo que tienen nuestros pueblos, en especial la bellísima ciudad de Piscobamba sino, lo más importante a nivel gnoseológico, en el sector espiritual, la unidad del pensamiento y la acción; por ello, por la alta calidad de sus hijos, Piscobamba y la provincia de Mariscal Luzuriaga, son emblemáticos, representan microscópicamente al Perú, a la patria grande. Tantas vicisitudes pasadas, los mil y un problemas experimentados en su provincialización han hecho del hombre piscobambino, del homus luzuriaguino más patriota y más amante de la tierra peruana y con la edición conmemorativa del Libro de Oro Luzuriaguino están contribuyendo a conocer mejor la provincia y el país, por tanto, a querer más a esa ubérrima tierra, pedazo de nuestro departamento y de la patria, porque quien conoce ama; eso, se está logrando con esta valiosa publicación.
El 28 de febrero de 1839 “Gamarra cambia (…) Huaylas por Ancash, en gratitud a la victoria chilena contra el ejército pan peruano. Este nombre debe ser reemplazado. “Honra una victoria extranjera”.
Realmente es la expresión de un auténtico peruano. Seguramente la mayoría de los peruanos estamos de acuerdo con lo expresado con excepción de la clase gobernante, si así sintieran y pensaran el destino de nuestro país sería otro. Piscobamba es el ejemplo más concreto y típico en su constante lucha por su provincialización y progreso, ha sufrido muchos vejámenes y venganzas por quienes hipotecan nuestro país; empero, el pueblo no se rinde ni se corrompe, el populorum es el sector más puro e incontaminado que encarna la verdadera soberanía, allí está la fuente de todo lo bueno y positivo, precisamente eso es Piscobamba y Luzuriaga, lo mejor de nuestra reigambre; su segmento intelectual refleja fielmente las bondades de este pueblo viril. Nos complace profundamente que así sea. Estamos seguros el ejemplo de Piscobamba seá seguido por muchos pueblos, tarde o temprano el Perú así como la tenaz provincia de Mariscal Luzuriaga se sacudirá del marasmo en que se encuentra postrado por obra de la clase gobernante: altos, bajos, medianos, adiposos, escuálidos, mofletudos, blancos, trigueños, bronceados, ojos achinados, etc.; pero, todos ellos con mentalidad tejana, sin ningún sentimiento por la patria.
Toribio de Luzuriaga y Mejía como presidente del departamento de Huaylas (prefecto) “dictó un bando aboliendo el humillante nombre de indio”. Nosotros añadimos que este patronímico es el resultado del conocimiento imperfecto y erróneo que tenían los europeos de lo que era el mundo en su aspecto geográfico durante la época llamada Edad Media. Existían una serie de hipótesis equivocadas, así como también de leyendas y de fábulas, sobre la forma de la tierra y la condición de los mares. El error que tuvieron los españoles al descubrir tierras del nuevo mundo los llevó a pensar haber llegado a la India, porque el objetivo de los europeos de aquel entonces era arribar a la India por cualquier ruta para restablecer el comercio interrumpido por la toma de Constantinopla (1453) y la invasión de los turcos al imperio romano de Oriente. El gentilicio “indio”, por tanto, procede de esa realidad. Debemos advertir también que el término es una derivación de una categoría geográfica y no étnica, por lo que en rigor no corresponde denominar “indio” a los habitantes de América. En consecuencia, no existe ninguna razón para seguir manteniendo dicho gentilicio. En este aspecto también comprobamos con suma complacencia que el sector intelectual de la inapreciable provincia de Mariscal Luzuriaga no emplea el gentilicio en mención, tal vez muy raramente, salvo Manuel S. Reina Loli que como aficionado a la historiografía debe superar su léxico centrando en lo posible al rigor científico.
Otro desacierto que corrige el Libro de Oro Luzuriaguino es la mal llamada “Callejón de Conchucos”, el común de la gente y hasta en ciertos medios académicos universitarios se sigue usando tal nomenclatura, es decir, no se repara si es correcta o incorrecta, faltando en tal sentído análisis y conocimiento de aspectos geográficos de nuestra región. El articulista del Libro de Oro… hace una correcta digresión en base a un entendimiento profundo. En efecto, si el conocimiento es el constante acercamiento del sujeto al objeto, por lo que el término y el concepto de hecho tienen que ser objetivos, o sea, reflejar con mayor fidelidad el objeto de su referencia, predicar lo que realmente es el objeto; sólo en esas condiciones resulta verdadero.
Es importante también remarcar sobre el Libro de oro Luzuruaguino en lo referente a los autores. En un Perú donde prima el individualismo, el egocentrismo, en la inconmensurable provincia de Mariscal Luzuriaga editan un gran libro firmado por muchos autores, por un conjunto comunitario de escritores; es una muestra grandiosa de que la tendencia natural del hombre es precisamente esa: la comunidad, en cambio la sociedad es un artificio creado por el hombre, mantenido por el neo liberalismo, por el burgués para defender sus intereses. Frente a ello, la intelectualidad luzuriaguina pone de manifiesto la fraternidad comunitaria para sacar a luz una obra conmemorativa tan maravillosa digna de ser imitada.
Los valores que encierra y refleja el Libro de Oro Luzuriaguino son múltiples, señalándose entre ellos: geográfico, histórico, antropológico, lingüístico, literario, epistemológico, documental, estético, moral, sociológico, filosófico, etc. Sus autores destacan por el conocimiento profundo del tema que tratan, lo más importante, con bastante objetividad, es decir, todos enfocan científicamente. Hay también en el contenido de la obra temas poéticos; la poesía evidentemente es subjetiva porque refleja el sentimiento del autor, es una producción artística sin llegar al arte por el arte.
Terminamos nuestra brevísima y modesta apreciación felicitando a los autores por sus artículos profundos, bien centrados y reiterando nuestro reconocimiento al Director general y al de comunicación por la deferencia dispensada a nuestra eutrapélica persona.
Huarás, febrero de 2013