Era una tarde ya abandonada por el sol; el silencio inundaba la marcha del adolescente. El retornaba de su pueblo a la capital de provincia. El lunes tenía que estar en primera fila cantando en el colegio. Iba solo, tan sereno que no se preocupaba de nada. En eso, cuando se acercaba a una casa de paja, escuchó un fuerte estrépito, como jamás había sentido.
Muy asustado miraba a todas partes,queriendo saber de dónde procedía el retumbo. Su mirada se cruzó con la de una mujer ya trabajada por los años. Esta le dijo " no te asustes, seguramente los hermanos Tarazona están tomando y hacen reventar sus petardos; no hay que hacer caso".
La mujer que vívia sola, con su compañero en cárcel y su hijo que se había escapado a la costa, sentía mucha pena. Sin más ni más le alcanzó , como si fuera su hijo, un atadito, si tienes ganas - decía-lo abres. El muchacho agadreció y al día siguiente al abrir el regalito qué sorpresa se dio: varios choclos cocidos y una mitad de queso y, dentro de un plástico, una escritura antigua por que le entregaban Casca en posesión de Alonso Valverde.
Muy asustado miraba a todas partes,queriendo saber de dónde procedía el retumbo. Su mirada se cruzó con la de una mujer ya trabajada por los años. Esta le dijo " no te asustes, seguramente los hermanos Tarazona están tomando y hacen reventar sus petardos; no hay que hacer caso".
La mujer que vívia sola, con su compañero en cárcel y su hijo que se había escapado a la costa, sentía mucha pena. Sin más ni más le alcanzó , como si fuera su hijo, un atadito, si tienes ganas - decía-lo abres. El muchacho agadreció y al día siguiente al abrir el regalito qué sorpresa se dio: varios choclos cocidos y una mitad de queso y, dentro de un plástico, una escritura antigua por que le entregaban Casca en posesión de Alonso Valverde.