sábado, 9 de febrero de 2013



ACERCA DEL LIBRO DE ORO LUZURIAGUINO

Por: Luis Domingo Verde Espinoza


      Desde diciembre (2009) obra en nuestro poder  el Libro de oro Luzuriaguino engalanando con su hermoso ejemplar nuestra modestísima biblioteca. Agradecemos infinitamente a los gestores del volumen, muy especialmente al Director general Elmer Félix Neyra Valverde y al de Comunicación Juan Rodríguez Jara por haber determinado poner a nuestra disposición una verdadera enciclopedia que honra con creces el 50 aniversario de la bellísima y pródiga provincia Mariscal Luzuriaga, un jirón importantísimo de la patria  y de nuestra querida región.

   Cuando se toca en la introducción el papel más indigno que un hombre puede desempeñar como lo hizo Agustín Gamarra Messía sirviendo a órdenes del chileno Manuel Bulnes para destruir la Confederación Perúboliviana, que frustra la futura grandeza peruana realmente lacera el corazón y para el colmo de la indiferencia la antiperuana batalla de Yungay se perennisa con el nombre de nuestro departamento: Ancash. La conducta de Gamarra, Castilla, Vidal y otros se reitera constantemente a través de la dilatada historia republicana del Perú, so pretexto de pacifismo la mayoría de nuestros gobernantes se han postrado ante los adversarios entregando incluso parte de nuestro territorio a los vecinos.  En tal sentido el Libro de Oro Luzuriaguino es una joya impregnada de un profundo sentimiento patriótico que carece la mayoría de la clase gobernante.

   En la “Cronología en sus Hitos” se señala que el 18 de enero de 1839 un destacamento armado de Piscobamba se desplaza hacia Yungay en apoyo de la Confederación Perúboliviana, llegando fatalmente a destiempo. Este hecho demuestra no sólo el alto sentido de patriotismo que tienen nuestros pueblos, en especial la bellísima ciudad de Piscobamba sino, lo más importante a nivel gnoseológico, en el sector espiritual, la unidad del pensamiento y la acción; por ello, por la alta calidad de sus hijos, Piscobamba y la provincia de Mariscal Luzuriaga, son emblemáticos, representan microscópicamente al Perú, a la patria grande. Tantas vicisitudes pasadas, los mil y un problemas experimentados en su provincialización han hecho del hombre piscobambino, del homus luzuriaguino más patriota y más amante de la tierra peruana y con la edición conmemorativa del Libro de Oro Luzuriaguino están contribuyendo a conocer mejor la provincia y el país, por tanto, a querer más a esa ubérrima tierra, pedazo de nuestro departamento y de la patria, porque quien conoce ama; eso, se está logrando con esta valiosa publicación.

   El 28 de febrero de 1839 “Gamarra cambia (…) Huaylas por Ancash, en gratitud a la victoria chilena contra el ejército pan peruano. Este nombre debe ser reemplazado. “Honra una victoria extranjera”.
   Realmente es la expresión de un auténtico peruano. Seguramente la mayoría de los peruanos estamos de acuerdo con lo expresado con excepción de la clase gobernante, si así sintieran y pensaran el destino de nuestro país sería otro. Piscobamba es el ejemplo más concreto y típico en su constante lucha por su provincialización y progreso, ha sufrido muchos vejámenes y venganzas por quienes hipotecan nuestro país; empero, el pueblo no se rinde ni se corrompe, el populorum es el sector más puro e incontaminado que encarna la verdadera soberanía, allí está la fuente de todo lo bueno y positivo, precisamente eso es Piscobamba y Luzuriaga, lo mejor de nuestra reigambre; su segmento intelectual refleja fielmente las bondades de este pueblo viril. Nos complace profundamente que así sea. Estamos seguros el ejemplo de Piscobamba seá seguido por muchos pueblos, tarde o temprano el Perú así como la tenaz provincia de Mariscal Luzuriaga se sacudirá del marasmo en que se encuentra postrado por obra de la clase gobernante: altos, bajos, medianos, adiposos, escuálidos, mofletudos, blancos, trigueños, bronceados, ojos achinados, etc.; pero, todos ellos con mentalidad tejana, sin ningún sentimiento por la patria.

   Toribio de Luzuriaga y Mejía como presidente del departamento de Huaylas (prefecto) “dictó un bando aboliendo el humillante nombre de indio”. Nosotros añadimos que este patronímico es el resultado del conocimiento imperfecto y erróneo que tenían los europeos de lo que era el mundo en su aspecto geográfico durante la época llamada Edad Media. Existían una serie de hipótesis equivocadas, así como también de leyendas y de fábulas, sobre la forma de la tierra y la condición de los mares. El error que tuvieron los españoles al descubrir tierras del nuevo mundo los llevó a pensar haber llegado a la India, porque el objetivo de los europeos de aquel entonces era arribar a la India por cualquier ruta para restablecer el comercio interrumpido por la toma de Constantinopla (1453) y la invasión de los turcos al imperio romano de Oriente. El gentilicio “indio”, por tanto, procede de esa realidad. Debemos advertir también que el término es una derivación de una categoría geográfica y no étnica, por lo que en rigor no corresponde denominar “indio” a los habitantes de América. En consecuencia, no existe ninguna razón para seguir manteniendo dicho gentilicio. En este aspecto también comprobamos con suma complacencia que el sector intelectual de la inapreciable provincia de Mariscal Luzuriaga no emplea el gentilicio en mención, tal vez muy raramente, salvo Manuel S. Reina Loli que como aficionado a la historiografía debe superar su léxico centrando en lo posible al rigor científico.

   Otro desacierto que corrige el Libro de Oro Luzuriaguino es la mal llamada “Callejón de Conchucos”, el común de la gente y hasta en ciertos medios académicos universitarios se sigue usando tal nomenclatura, es decir, no se repara si es correcta o incorrecta, faltando en tal sentído análisis y conocimiento de aspectos geográficos de nuestra región. El articulista del Libro de Oro… hace una correcta digresión en base a un entendimiento profundo. En efecto, si el conocimiento es el constante acercamiento del sujeto al objeto, por lo que el término y el concepto de hecho tienen que ser objetivos, o sea,  reflejar con mayor fidelidad el objeto de su referencia, predicar lo que realmente es el objeto; sólo en esas condiciones resulta verdadero.

   Es importante también remarcar sobre el Libro de oro Luzuruaguino en lo referente a los autores. En un Perú donde prima el individualismo, el egocentrismo, en la inconmensurable provincia de Mariscal Luzuriaga editan un gran libro firmado por muchos autores, por un conjunto comunitario de escritores; es una muestra grandiosa de que la tendencia natural del hombre es precisamente esa: la comunidad, en cambio la sociedad es un artificio creado por el hombre, mantenido por el neo liberalismo, por el burgués para defender sus intereses. Frente a ello, la intelectualidad luzuriaguina pone de manifiesto la fraternidad comunitaria para sacar a luz una obra conmemorativa tan maravillosa digna de ser imitada.

   Los valores que encierra y refleja el Libro de Oro Luzuriaguino son múltiples, señalándose entre ellos: geográfico, histórico, antropológico, lingüístico, literario, epistemológico, documental, estético, moral, sociológico, filosófico, etc. Sus autores destacan por el conocimiento profundo del tema que tratan, lo más importante, con bastante objetividad, es decir, todos enfocan científicamente. Hay también en el  contenido de la obra temas poéticos; la poesía evidentemente es subjetiva porque refleja el sentimiento del autor, es una producción artística sin llegar al arte por el arte.

   Terminamos nuestra brevísima y modesta apreciación felicitando a los autores por sus artículos profundos, bien centrados y reiterando nuestro reconocimiento al Director general y al de comunicación por la deferencia dispensada a nuestra eutrapélica persona.

Huarás, febrero de 2013

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un libro agradable

Sólo en estos términos, resulta encomiable el esfuerzo de Elmer Neyra de ofrecer un volumen de poesías infantiles tanto suyas como ajenas, bajo el título de “LAS SEMILLAS DEL AMANECER”.

La temática del libro, como en toda obra de su género, expresa las vivencias del niño en los diferentes aspectos de su vida. Por lo tanto, están las figuras del padre, la madre, el maestro y los elementos de su entorno físico y cultural, en este caso, particularmente andinos.

Encontramos un detalle singular en el trabajo de Elmer y es el que apunta a introducir al niño en una matemática elemental mediante los versos. Algo que logra en varios textos, pero que debe cuidar de no hacer primar lo pedagógico, con sacrificio de lo estético, porque se trata de literatura: “Como Puno / sólo soy uno / como chuno / dulce y bruno… Uno mi patria / una mi mami / una mi escuela / y yo, unito”.

La poesía infantil, para ser tal, debe mostrar calidad estética, en lugar de una cantidad puramente retórica o versificatoria.


Néstor Espinoza.



miércoles, 18 de abril de 2012

Finca al borde agosto


Garúa guiada por el viento, caminera y cernida

enjuaga surcos de bajada por entre cerros amigos

cerros admirados con nombre propio e historia,

esculpidos por orografía arrogante y ruda.

Garúa y cerros: diálogo de siempre, frente

al sol opaco y huidizo que apenas araña nubes.

   Casa de dos frentes en la dicha de una peña

   arrimada por los chicotazos de la carretera.

   Cocina llena de vajillas y plásticos vivientes

   deja escapar un escupitajo de humo y olores

   de leñas pintadas de aroma y calor y fuerza.

Pasa la garúa escuchando los cánticos de las

ramas, los estremecimientos de las hojas

y las yerbas cruzan sus dedos en plegaria

y se bañan de alegría por el regalo húmedo.

El aliso enredado en colores sonríe fresco.

   Silencio hurtado a mis miradas viajeras

  arde en estridencias de noche oscura,

  cuando el viento agita sus harapos gigantes

 y las tejas ebrias de viento y frío enchichado

vuelan cerca a sembrar horrores en la finca.

martes, 10 de abril de 2012

Se van los Marinos

Elmer Neyra Valverde


La Virgen María de la Capilla de Ramos
  
No voy a pedir permiso a nadie ni discutir si la puralización es correcta o no. Esta nota se refiere a dos ciudadanos piscobambinos, cuyo nombre común, exactamente era Marino. El primero llamado Marino Martínez Ames, de 73 años de edad fallece el miércoles cuatro del presente mes. El segundo era Marino Pastor Neyra, desaparecido el 6 de abril. Reflexionar sobre la muerte no es tan fácil; sin embargo, cuando la segadora de la vida humana- en su alegoría de calavera, tul y hoz- nos toca un ser querido, un próximo apreciado, la tristeza levanta su carpa entre nuestros corazones, consolándonos en la fatalidad y colgándonos de un silogismo didáctico que involucra la universalidad de la muerte, la humanidad y la mortalidad de Sócrates, y cambiando Sócrates, por cualquier otro humano, necesariamente el ser humano tiene que morir. En una recapacitación sobre la inexorable llegada de la muerte y su función de rasero, como lo pretende Jorge Manrique, es algo aliviador.

El glorioso cerro de Huáncash

 Pero en el caso de los seres queridos, uno no quisiera perder a ninguno de ellos, por lo que hay una especie de estado de ánimo de que estamos ayunos de compañía, de confraternidad y sin ella sentimos vacío, ni siquiera somos el vaso del buda Sidharta a medio llenar. Quizás no morimos de golpe sino que empezamos a morir en algún momento y la muerte no sería un acto o un hito sino un proceso. Si asumimos la naturalidad de la vida humana y las estaciones de la infancia, juventud, madurez, adultez acentuada, vemos que en esta etapa empiezan a huir los dientes, te abandonan los cabellos y los surcos empiezan a asomarse por las cuestas del rostro, si cabe este tropo. Tal vez a media vida, empiezas a morir, haciendo un paralelo con la paradoja de “hasta donde entras a la selva”, pues ingresas hasta la mitad y de ahí empiezas a salir. Y por analogía empiezas a morir.

Los que leen estas notas, más de uno esperan referencias sobre la ruta vital de los desaparecidos. Sobre Marino Martínez diremos que era un amigo franco, leal, sencillo, cariñoso. En sus años de adolescente y de juventud jugó por el barrio de Cushipata, y es la ocasión para decir que él fue autor de un gol de córner, que colocó en el arco del equipo de Convento. Ya en Lima integró el equipo de “Club Deportivo Mariscal Luzuriaga” y se lució en inolvidables partidos que jugó en la “Cancha de Lolo Fernández”. Fue un trabajador puntual, amoroso padre de familia, socio de Club Piscobamba. Nos acordamos que se encargó de la preparación de una capilla en la fiesta de san Pedro y San Pablo, en una de las tantas celebraciones realizadas en el actual local del Club. Su velorio se realizó en el jirón Nicolás de Piérola 440, urbanización Palao con la concurrencia de muchos paisanos, familiares, amigos y conocidos del difunto. Al día siguiente se enterró en un cementerio de Puente Piedra, después de una misa de cuerpo presente en el Club Piscobamba, póstumo tributo que rindió dicha asociación a uno de sus distinguidos socios.

El amiguero cerro de Machaq

Sobre Marino Pastor se dirá que fue un docente radicado en Piscobamba, después de cursar sus estudios de formación magisterial en Pomabamba. Si la memoria no flaquea, él se encargó del discurso de promoción, porque ocupó un lugar destacado en el de orden de méritos de los promocionales. En años posteriores, le cupo asumir responsabilidades cívicas –o políticas– ejerciendo en diferentes fechas los cargos de subprefecto y de alcalde provincial. En su gestión de alcalde se dignó de auspiciar, junto a los alcaldes distritales de Mariscal Luzuriaga, la edición de “Tropel de Sueños”, que recogió, como una suerte de anales, lo realizado en el Encuentro de escritores y poetas de Áncash “Alfonso Ponte y Víctor Rodríguez”. Dicho libro se presentó en una reunión de alcaldes de la Sierra Oriental de Áncash, cuando fueron de Corongo, Pallasca, Pomabamba, Chacas, San Luis, Llamellín, Huari, Sihuas y Piscobamba, antiguas doctrinas del corregimiento de Conchucos, que en el devenir histórico generaron las provincias de las cuales, actualmente son sus capitales. Nos acordamos de las “Pallas de Corongo”, con su clásico atuendo y las roncadoras que hacían bailar a los cerros con sus enormes cajas, que ni corto ni perezoso se las llevó el alcalde Márquez de Huari.

Se inauguró la avenida Marcelino Ocaña, esa autopista que conecta la Plaza de Piscobamba con el Centro de Salud de Andaymayo. Se colocó la placa recordatoria de Justo Próspero Salas en la esquina de la torre que fue abatida en 1958, en un acto de destrucción de la identidad arquitectónica. En 2007, en agosto, como dirigente del “Club Unión Piscobamba”, tuvo la gentileza de recibirnos a Juan Rodríguez y a Jharni Neyra en dicha asociación, con motivo de la presentación del compendio de la provincia, o sea el “Libro de Oro Luzuriaguino”, esfuerzo de más 50 intelectuales luzuriaguinos e invitados, que colaboraron en una gesta de reivindicación cultural de la historia y geografía de nuestra provincia. Libro que honró los 50 años de la Provincia de Mariscal Luzuriaga.

Un hermoso bosque de Piscobamba


Marino Pastor ha sido un amante de la naturaleza, puede enorgullecerse de haber colaborado en demasía, con la forestación de Piscobamba, es el sembrador de bosques de eucaliptos en muchos lugares y en diversos pisos de su tierra natal. Para él la planta era su hermana menor: vocación, espíritu ecologista, igual que el viejo Juan Bautista. Algo anécdotico y ejemplar, hace poco plantó ha plantado qenwa en Tocana, como plegaria a la santísima Cruz de ese paraje.

El 17 de marzo del año en curso, estuvo en la casa de Roberto Aldave, en Lima, en una reunión de intelectuales ancashinos. Ya como he dicho en una nota, él manifestó que un tema que debe tomarse en cuenta era de la forestación. El tal ocasión le entregué una invitación para que me alcance sus poesías, porque pretendemos hacer una antología de la poesía luzuriaguina. Sus herederos no deben olvidar que esta inquietud honrará la memoria de Marino. Dos marinos piscobambinos empiezan a bogar en un inmenso mar desconocido, cuyas aguas las surca la barca de Caronte. Hasta siempre, buenos amigos.

jueves, 22 de marzo de 2012

Acuarela de sueño


Casa estancada en la orilla fría del tiempo
que no retorna.


Cuarto tragado por la oscuridad paralítica
que parece
una plegaria hundida entre mis recuerdos.


Vibra la noche entre zumbidos  del silencio
las arañas reinan en lianas tiesas y mudas
encima del catre solitario y sin habla.


Mis ojos huyen de las horas y del miedo
que reptan
entre cuentos renacidos en el cajón del inconsciente.

Posiblemente, en el columpio lento del sueño
que se estira
como  río amansado  entre olas de plata,
entran un tropel de extraños de mirada extraña
con sus ternos negros y sus ojos extraños
que asemejan a
los heraldos del miedo o tarántulas en sombra.


Y el mismo miedo que te atenaza sólo y a ti solo
se esfuma
cuando escucha la voz viva de tu madre muerta.   

viernes, 9 de marzo de 2012

Los vicios del Mundo Moderno

Transcribimos la primera estrofa del poema del título, 
del poeta chileno Nicanor Parra.

El autor

Los delincuentes modernos
están autorizados para concurrir diariamente a parques
        y jardines.


Provistos de poderoso anteojos y de relojes de bolsillo
entran a saco a kioskos favorecidos por la muerte
       e instalan sus laboratorios entre rosales en flor.


Desde allí controlan a fotógrafos y mendigos que
deambulan por los alrededores
procurando levantar un pequeño tiempo a la miseria
y si se presenta la oportunidad llegan a poseer a un
      lustrabotas melancólico.




La policía atemorizada huye de estos monstruos
en dirección del centro de la ciudad
en donde estallan los grandes incendios de fines de año
y un valiente encapuchado pone manos arriba a dos 
          madres de caridad.



miércoles, 7 de marzo de 2012

DIARIO DE CAMPAÑA

Poema de César Calvo, dedicado a Walter Palacios y a Héctor Béjar.

César Calvo engríe palomas
Detrás de nuestros actos, como una piel
de voluntad sin tregua, somos
nuestros propios antepasados. No hay roca
que no sea memoria de nosotros, no hay
trigo ni lamento
que no hayamos sembrado o desgajado. Sobre
estos mismos campos donde otros derramaron
las lunas de su sangre, y se alzaron los látigos
y nadie dijo nada: caminemos. A nuestro paso
    dejan
los muertos de morir, los aún no nacidos
respiran libremente.


Selva del Perú


(Después de aquella vida en la ciudad
vivimos
como una muerte a medias, ésta otra que avanza


sobre el hilo de los disparos de la noche,
alta en el corazón, nos reconforta.
¡Oh vida amenazada, golpeada
por los vientos, al aire, siempre al aire
y delante de sí misma siempre! Tal,
en pos de nosotros, avanzamos, somos

nuestro destino, la patria de los tiempos.
Y desde estas llanuras que son otras, entre
los altos bosques o relámpagos, nos miramos
llegar, nos saludamos).
¡Saluda, tierra, nuestro paso,
que tuyo es: callado
como el peligro, fértil
como tus leyes, revelado milagro! ¡Salúdalo
en la sangre, en la flor que abre o en la tumba
que se cierra como una flor sin nadie!


 [de "Antología de la poesía peruana" tomo ii de Peisa]