lunes, 30 de enero de 2012

Herrería

Mira, ahí al fondo, mira
casi junto a la cocina
ahí dormía la fragua.
Despertaba la fragua
a sembrar soplos de aire.

Mira, como quisieras ver,
 ahí bufaba el fogón.
Ahí vibraban los carbones,
sumando, esparciendo
rojez y calor en el metal

El metal se retorcía.
Esperaba el yunque
el martillo bailaba.
Un coro de chispas
y sonidos se alzaba.

Nada, nadita queda.
Ni una esquirla de algo.
Primero nos dejó el herrero.
le siguieron las herramientas.
Sólo, solo queda el el recuerdo,
como un verso sin poeta,
quizás el recuerdo vive,
quizás espera una página,
como la desesperanza espera
 la voz de un profeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario